Capítulo I
Tal como lo dice Saint-Exupéry (2003, pp. 2-3), la historia empieza relatándonos sobre un niño que tenía seis años. Sin embargo, vio un libro de la selva virgen que tenía por nombre “Historias vividas”. Empezó a leer y vio una figura de una boa que devoraba a su presa. En el libro se afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin masticarla. Luego ya no puede moverse y duerme durante los seis meses que dura su digestión". Reflexionó mucho el niño en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a su vez logró trazar con un lápiz de colores y
Capítulo II
Vivió
por un tiempo desolado, y en uno de sus vuelos solitario, su avión sufre un desperfecto y aterriza
de emergencia en el desierto del Sahara. Fue para el Aviador una cuestión de
vida o muerte, pues apenas tenía agua de beber para ocho días.
En su primer noche quedó dormido en la arena. Estaba más aislado que un náufrago
en una balsa en medio del océano. Cuando despertó escuchó una extraña vocecita,
eh allí su encuentro con el principito, un niño que viene de otro planeta, tan
pequeño que le decía: — ¡Por favor... píntame un cordero! dudando de sus
cualidades como dibujante, el Aviador dibuja el elefante dentro de la serpiente
de su niñez, el principito insistía que le dibujara un cordero, el Aviador ya un
poco malhumorado le dibuja el cordero, pero al niño no le agrado porque veía al
cordero muy enfermo. Tras varios intentos el aviador dibuja una caja con agujeros,
indicándole al principito que el cordero se encuentra adentro de la caja, por lo que Principito aprueba el dibujo y se queda con él (
Capítulo III
Durante
el tiempo que tarda el Aviador en reparar su avión, el principito hacia muchas preguntas, pero no respondía a ninguna. Sin embargo cuando el principito vio
el avión por primera vez pregunto: — ¿Qué cosa es esa?, y el aviador le dijo: —Eso no es una cosa. Eso vuela. Es un avión, mi avión. Se sintió orgulloso al
decirle que el avión volaba entonces, el principito le preguntó si había caído del
cielo, el aviador le dijo que sí.
El principito se empezó a reír y se molestó el piloto, precisamente por su actitud que había tomado en el momento y no había tomado en serio las palabras que le había dicho el piloto. Luego con mucha curiosidad el Aviador le hace muchas pregunta a principito, ¿de dónde viene? y ¿dónde está su casa?, Principito después de meditar silenciosamente le revela que proviene de otro planeta muy pequeño (pp. 5-6).
Capítulo IV
Más tarde el piloto se da cuenta que el principito venía de un planeta apenas más grande que una casa, sabía muy bien que aparte de los grandes planetas como la Tierra, Júpiter, Marte, Venus, a los cuales se les ha dado nombre, existen otros centenares de ellos tan pequeños. Cuando un astrónomo descubre uno de estos planetas, le da por nombre un número, la cual tuvo razones el astrónomo turco para creer que el planeta del cual venía el principito era el asteroide B 612. Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir, el Aviador volvió a pintar pero no se le hacía fácil ya que había pasado mucho tiempo sin hacerlo y solo sabía hacer el dibujo de una boa abierta y una boa cerrada a la edad de seis años, hizo varios intentos a veces le salían bien a veces no, y por tal motivo, pensaba que se estaba haciendo viejo como las personas mayores (pp. 6-7).
Capítulo V
Por otra parte, el Principito le cuenta al Aviador que en su planeta crecen unos baobabs, árbol que en la Tierra alcanza proporciones descomunales. Pero el Aviador le pregunta, ¿por qué quieres que tus corderos coman los baobas?. En efecto, en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. De tal forma que de buenas semillas salían buenas hierbas y de las semillas malas, hierbas malas.
Pero las semillas son invisibles; duermen en el secreto de la tierra, hasta que un buen día una de ellas tiene la fantasía de despertar. En el planeta del Principito había semillas terribles como las semillas del baobab. El suelo del planeta está infestado de ellas. Si un baobab no se arranca a tiempo, no hay manera de desembarazarse de él más tarde; cubre todo el planeta y lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son numerosos, lo hacen estallar (pp. 7-8).
Capítulo VI
Capítulo VII
Al quinto día se le fue revelado al Aviador otro secreto del principito relacionado con el cordero y le dijo el principito: si un cordero se come los arbustos, se comerá también las flores ¿no?. Y le respondió que un cordero se come todo lo que encuentra. Estaba tan ocupado arreglando el motor del avión el Aviador, y principito solía hacerle más preguntas y no permitía nunca que se dejara sin respuesta una pregunta formulada por él. Entonces el Aviador muy molesto le gritó al principito que ya había respondido cualquier pregunta para que ya no hablase más. El principito le recrimina por ser como las personas mayores, por su carencia de interés en el destino de las flores y su relación con los corderos. Principito culmina en llanto. La noche había caído, el piloto había soltado las herramientas y ya no importaba nada el martillo, el perno, la sed y la muerte. Tomó a bien consolar a Principito, lo tomó en sus brazos y lo meció diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro, te dibujaré un bozal para tu cordero y una armadura para la flor. No sabía qué decirle el piloto al principito, cómo consolarle y hacer que tuviera nuevamente confianza en él (pp. 8-10).
Capítulo VIII
De este modo, el Aviador comprendió que siempre había habido en el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían.
El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía el convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde. Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. Precisamente al salir el sol se mostró espléndida la flor, que había trabajado con tanta precisión, El principito no pudo contener su admiración le pareció tan hermosa y fue a buscar una regadera la roció abundantemente con agua fresca (pp. 10-11).Capítulo IX
El principito aprovechó la migración de una bandada de pájaros silvestres para su evasión. Por lo tanto en la mañana decide marcharse de su planeta, pero antes de hacerlo deshollinó los dos volcanes activos. Tenía, además, un volcán extinguido. Deshollinó también el volcán extinguido, él decía, nunca se sabe lo que puede ocurrir. Si los volcanes están bien deshollinados, arden sus erupciones, lenta y regularmente. El principito arrancó también con un poco de melancolía los últimos brotes de baobabs. Creía que no iba a volver nunca. Finalmente, regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del fanal, sintió ganas de llorar, se despidió de ella, la flor no le respondió, nuevamente le dijo adiós, sin embargo, la flor tosió y le dijo al principito que fue una tonta y el también, puesto que había decidido partir, le dijo que se fuera de una vez. La flor no quería que la viese llorar: era tan orgullosa (pp. 11-12).
Capítulo X
Luego el principito se encontraba en una región de asteroides y vio sentado a un rey en un trono muy sencillo y, sin embargo, majestuoso, vestido de púrpura y armiño el rey dijo que aquí venia su súbdito y el principito se preguntaba por qué le decía así; para los reyes todos los hombres son súbditos le respondieron. El principito buscó donde sentarse, pero el planeta estaba ocupado totalmente por el magnífico manto de armiño. Se quedó, pues, de pie, pero como estaba cansado, bostezó. Un monarca le prohibió bostezar, el principito no pudo evitarlo ya que había hecho un viaje muy largo y no había dormido. Mas tarde el rey le ordenó que bostezara nuevamente, el principito muy apenado le dijo que le daba vergüenza. Respondió el rey:—. ¡Bueno! Te ordeno tan pronto que bosteces.
Por otra parte, el principito estaba sorprendido. Aquel planeta era tan pequeño que no se explicaba sobre quién podría reinar aquel rey. El rey le dio respuesta a su interrogante, le dijo que sobre todas, las estrellas y planetas. Dejó maravillado al principito que le pidió al rey que le permitiera ver una puesta del sol, pero le dijo que todo tenía su momento. El principito bostezó. Lamentaba su puesta de sol frustrado y además se estaba aburriendo ya un poco. Ya no tengo nada que hacer aquí —le dijo al rey—. Me voy. El rey lo detuvo y le dijo que se sentía muy orgulloso de tener un súbdito y no quería que se fuera, además el rey le dijo que lo nombraría ministro, el principito le dijo que no había nadie a quien juzgar, pero el rey le contesta y le dice que hay una rata que lo podía juzgar cuando quiera, pero le dijo que no quería juzgar a nadie y entonces lo nombro embajador, mientras el principito en su mente decía: las personas mayores son muy extrañas (pp. 12-14).
Capítulo XI
En el segundo planeta que visitó el principito lo recibió un vanidoso. Por lo tanto, para los vanidosos las otras personas que ven son admiradores de ellos. Un admirador viene a visitarme, gritó el vanidoso. El principito lo saludó y le dijo que tenía un sombrero tan raro, el vanidoso le dijo que es para saludar a los que les aclaman, pero desgraciadamente nunca nadie pasa por ahí. Luego le dijo al principito que golpeara sus manos una contra otra. Así fue el Principito aplaudió y el vanidoso le saludó modestamente levantando el sombrero. "Esto parece más divertido que la visita al rey", decía¨ el principito así mismo.
A los cinco minutos el principito se cansó con la monotonía de aquel juego del sombrero. El principito le pregunta: ¿qué puede hacer para que el sombrero caiga? , pero el vanidoso no oye, ya que los vanidosos solo oyen las alabanzas.
Él se sentía admirado y le explica a Principito que esa palabra quería decir que él era el hombre más bello, mejor vestido, más rico y más inteligente del planeta. El principito nuevamente afirmaba entre sí que las personas mayores son verdaderamente extrañas (pág. 15).Capítulo XII
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El tercer planeta que visitó el principito estaba habitado por un bebedor. Fue una visita muy corta, pues hundió al principito en una gran melancolía.
El bebedor aseguraba que bebía para olvidar que tenía vergüenza de beber. Y el principito, perplejo, se marchó y dijo afirmando nuevamente entre el mismo, que no hay la menor duda de que las personas mayores son muy extrañas (pág. 15).Capítulo XIII
El cuarto planeta que fue, estaba ocupado por un hombre de negocios. Este hombre estaba tan abstraído que ni siquiera levantó la cabeza a la llegada del principito. Le saluda Principito, pero el hombre de negocios seguía contando las estrellas, Principito le pregunto: ¿Y qué haces con esas estrellas?. El hombre de negocios aseguraba poseerlas para ser más rico, el ser rico servía para comprar otras estrellas, las administro. Las cuento y las recuento una y otra vez.
El principito no quedó del todo satisfecho. Y le dijo:- si yo tengo una bufanda, puedo ponérmela al cuello y llevármela. Si soy dueño de una flor, puedo cortarla y llevármela también. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas, el hombre de negocios le dijo: pero puedo colocarlas en un banco. El principito no entendía nada pero el hombre de negocios le explicó: quiere decir que escribo en un papel el número de estrellas que tengo y guardó bajo llave en un cajón ese papel.Al principito le pareció algo divertido e incluso algo poético. Sin embargo, le mencionó que posee una flor que la riega todos los días tres volcanes que los deshollina pero el hombres no es útil para las estrellas pero el hombre abrió la boca, pero no encontró respuesta, se marchó el principito diciendo "las personas mayores, decididamente, son extraordinarias” (pp. 15-17).
Capítulo XIV
El quinto planeta era muy curioso. Era el más pequeño de todos, pues apenas cabían en él un farol y el farolero que lo habitaba. El principito no lograba explicarse para qué servirían allí, en el cielo, en un planeta sin casas y sin población un farol y un farolero.
Posteriormente, el principito fue al farol y vio a un hombre prendiendo y pagando el farol cada minuto, él muy curioso y sin comprender le preguntó por qué hacía eso, no hay nada que comprender dijo el farolero, la consigna es la consigna y por ello el planeta cada vez giraba más rápido. El principito lo miró y le gustó este farolero que tan fielmente cumplía la consigna. Asimismo, recordó las puestas de sol que en otro tiempo iba a buscar arrastrando su silla. De tal manera que el principito decía que fue el farolero el único que hubiera podido ser su amigo, pero su planeta es demasiado pequeño y no había lugar para dos. Lo que el principito no se atrevía a confesarle al farolero, era que la causa por la cual lamentaba no quedarse en ese planeta se debía a las mil cuatrocientas cuarenta puestas de sol que podría disfrutar cada veinticuatro horas (pp. 17-18).Capítulo XV
Viajó a otro planeta, el sexto, el cual era diez veces más grande y estaba habitado por un anciano que escribía libros. El principito le preguntó: "¿Qué libro es ese tan grande? ¿Qué hace usted aquí?" (Saint-Exupéry, 2003, pág.17).
El anciano le dijo que era un geógrafo el cual es un sabio que sabe dónde están los mares, ríos, ciudades, montañas y desiertos. Además le explicó que aunque era geógrafo no sabía si en su planeta había lugares así, ya que no tenía exploradores y ellos son los que se encargan de esa tarea e ir donde él a contarle sus informes, se hace una investigación de la moralidad del explorador y luego se le pide que suministre pruebas. Luego le pidió al principito que le contará acerca de su planeta y él le dijo de que era un planeta pequeño, con 3 volcanes y una flor. El geógrafo le dijo que no tomaba notas acerca de flores ya que son efímeras a lo que el principito le pregunto ¿Qué significa “efímera”? y el anciano le respondió: "Significa que está amenazada de próxima desaparición" (Saint-Exupéry, 2003, pág.19).
El principito al saber eso se arrepintió de haber dejado a su flor sola en casa, pero recobró el valor y le preguntó al anciano que lugar podía visitar, él le recomendó la Tierra y así fue como el principito partió hacia allá.
Capítulo XVI
El séptimo planeta fue la Tierra. Este es un lugar que cuenta con alrededor de dos mil millones de personas mayores, entre ellos ciento once reyes, siete mil geógrafos, novecientos mil hombres de negocios, etc. Es un planeta con enorme extensión donde se necesitaba un ejército de cuatrocientos sesenta y dos mil quinientos once faroleros para iluminarla, que vistos desde lejos hacían un espléndido efecto (pág.19).
Capítulo XVII
El principito llego a la Tierra y se encontró con una serpiente que le dijo que había caído sobre el desierto de África. Esta afirmaba ser muy poderosa y que al que tocaba, le hacía volver a la tierra de donde salió. Comprendió que la serpiente hablaba con enigmas (pp.19-20).
Capítulo XVIII
El principito atravesó el desierto y solo encontró una flor de tres pétalos. Le preguntó: ¿Dónde están los hombres? Y la flor respondió que no existían solo más que seis o siete hombres que hace años había visto, luego los 2 se despidieron (pp.20-21).
Capítulo XIX
Escaló hasta la cima de una alta montaña, pero no alcanzó a ver más que algunas puntas de rocas. Comenzó a hablar y el eco repetía lo que este decía, así que el principito pensó que la Tierra era un planeta muy raro donde los hombres carecían de imaginación y solo repiten lo que se les dice, y que en su tierra tenía una flor que hablaba siempre a la primera (pág.21).
Capítulo XX
Habiendo atravesado arenas, rocas y nieves, finalmente descubrió un camino y llego a un jardín cuajado de rosas. El principito las saludo y se dio cuenta que todas se parecían a su flor. Ellas les dijeron que eran rosas, al saberlo el principito se sintió muy desgraciado ya que su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo.
Y luego continuó diciéndose: "Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria. Eso y mis tres volcanes que apenas me llegan a la rodilla y uno de los cuales acaso esté extinguido para siempre. Realmente no soy un gran príncipe... " (Saint-Exupéry, 2003, pág.22) Y el principito lloró.
Capítulo XXI
Un zorro apareció y comenzó a charlar con él, le pidió que jugaran, pero el zorro le respondió que no podía ya que no estaba domesticado y le dijo que domesticar significa “crear vínculos”. Le puso de ejemplo que él ahora solo era un muchachito igual a otros cien mil muchachitos, y que no tenían necesidad el uno del otro, pero si lo domesticaba entonces si se necesitarían y él sería único en el mundo para el zorro y viceversa.
El zorro prosiguió diciendo que su vida era muy monótona y aburrida, pero si él lo domesticaba su vida estará llena de sol. Debido a que vive rodeado de campos de trigo, si el principito lo domesticaba sería algo maravilloso porque su cabello es dorado como el trigo, así que este le traerá su recuerdo. Le pidió de favor que lo domesticara ya que así tendría un amigo, y le explico cómo debía hacerlo diciéndole que debía tener paciencia y al principio se tendría que sentar lejos de él, pero cada día podría acercarse más, tendría que llegar todos los días a la misma hora para que así pudiera preparar su corazón, como un rito.
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida el zorro le dijo: “Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto” (Saint-Exupéry, 2003, pág.24).
El principito fue y les dijo: “Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas porque yo la he regado, […] y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin” (Saint-Exupéry, 2003, pág.24).
El zorro le revelo el secreto: “Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos. Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella” (Saint-Exupéry, 2003, pág.24).
Se despidieron y el principito repitió todo a fin de recordarlo.
Capítulo XXII
El principito se encuentra con un guardavía, que le explica su trabajo que consiste en agrupar pasajeros y embarcarlos en trenes, sin comprender que es lo que buscan ya que viajan muy rápidamente (pp.24-25).
Capítulo XXIII
Luego se encuentra con un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Él le explica que vende eso porque así se economiza mucho tiempo y se ahorran cincuenta y tres minutos por semana, proporcionando tiempo extra. El principito piensa que podría usar ese tiempo para caminar hacia una fuente (pág.25).
Capítulo XXIV
El Aviador aún no ha podido reparar su avión, y le dijo que se morirían de sed pronto, por lo que comenzaron la búsqueda de un pozo en el desierto. Después de dos horas de búsqueda se sentaron y luego de admirar la belleza del desierto, el principito se durmió y el Aviador lo llevó en sus brazos como un ser frágil. Al seguir caminando descubrió el pozo (pp.25-26).
Capítulo XXV
Comenzaron a beber agua del pozo, y el principito le comento que los hombres de la Tierra cultivan cinco mil rosas y no encuentran lo que buscan, ya que los ojos son ciegos por eso hay que buscar con el corazón. Le recuerda del dibujo de bozal para su cordero, el Aviador le muestra sus esbozos de dibujo y el principito se ríe de ellos. Le cuenta que al día siguiente cumplirá un año de su caída y que cayó muy cerca de donde estaban, el principito comenzó a experimentar tristeza. El Aviador debe volver por su máquina así que quedan de verse al día siguiente por la tarde (pp.26-28).
Capítulo XXVI
El Aviador regresa al lugar donde estaría el principito y lo encuentra hablando con la serpiente. Esta mordería al principito para que pudiera regresar a su planeta en la noche, por lo que se acercaba el momento de la despedida.
El Aviador también regresaría a casa ya que había logrado reparar su avión, así que se sentía muy triste ya que no quiere dejar de ver al principito y le hará mucha falta su risa, sin embargo este le dice: “Por la noche mirarás las estrellas; mi casa es demasiado pequeña para que yo pueda señalarte dónde se encuentra. Así es mejor; mi estrella será para ti una cualquiera de ellas […] Cuando por las noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas estrellas estoy yo riendo, será para ti como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír!"Le explicó que en la noche iba a parecer como si estuviera muerto, pero no sería así, por lo cual no debía estar ahí para presenciar eso. El Aviador decidido a no dejarlo lo alcanzó, pero no pudo evitar que la serpiente lo mordiera en el tobillo, y el principito cayó lentamente sin hacer ruido a causa de la arena.
Capítulo XXVII
Un excelente trabajo las felicito futuras profesoras.
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